Un sol renaciente acariciando una luna de plata.

En que lugar detendrías tus pasos al atravesar Erasmus,
Para que murmuraras en mi cuello el sentir que por mi llevas en la piel.
Transitarlo de la mano a tu lado, y en mitad de su recorrido,

cubrir mi espalda, sentir el viento húmedo que emerge del río Maas
Que nos arropa, ciñéndonos en un solo manto
Para dejar de ser dos esencias distante
Convertidas en una misma fuente.

Cubriendo la piel del deseo de ser

Con la tersura de su capullo
Recorrer cada fibra de mi cuerpo
Como la más anhelada entre tus manos
De ese vasto jardín, de dónde me tomaste
Para ser cuidada, protegida, admirada, amada

Ver desde lo alto un mundo mágico
De ensueños, convertida en la musa
Que da luz a tus días desde un horizonte
Que con el leve roce de tu mano es inalcanzable
Pero que en esencia permanece
Siempre envolviéndote la piel.