5 de febrero de 2016

Vaivén

Un vaivén de pensamientos
Frases dichas con el alma abierta
Sin el bozal del púdico amor.
Palabras que ondean en un mar tenebroso
Enardecido invierno que ha extinto lo cálido
Despliegue de verdades engullidas por la ceguera.
Ellas afloran fragmentando los trozos de un cristal
Dejo marcas el tiempo, vulnero certezas, sembró mil veces la duda.
Y en un instante como tormenta de cabo.
Engulle todo sentimiento que pudo marcar la diferencia

De un pasado tenebroso y un futuro hecho árido desierto.

Despertar sabiendo que aún no he podido soñar dormida.



Una melodía,

el leve incienso que impregna de almizcle los aromas,
luz tenue que reviste de sombras cada rincón, donde se escribió una historia pasada.
Recuerdos que entre las manos del pianista recobra vida.
Para desvestir el azul tenue y resurgir el blanco oscuro de los contornos añiles.
Reminiscencia de escenarios que connotan la razón del abismo solitario
Soledad que se hace inmensa ante el silencio ínsito.
El viento ondea en búsqueda de lugares por donde consiga penetrar.
Como cada viejo pensamiento, se viste la mirada del horizonte
y nos llenamos el pecho de aire, en un suspiro taciturno de vacío.
Las manijas del viejo reloj,  que un día fue obsequio  dado por un príncipe a mi Madre.
Marca el tiempo que segundo a segundo, me dice que el anterior no regresa a hacerse presente.
Vamos moldando el presente, con aquello que tenemos en las manos.
Abrazando cada gesto que nos brinda el hoy.
 Quiero correr al cauce del río, al lago de mi cisne y ver que su regreso es quimera, que el hielo se desvanece ante la nueva primavera.
Que lo que parecía desierto blanco, ante los primeros rayos se torna vida que emerge.
Apartar el áurea que rozaron la mía, fundiéndose en una en cada encuentro
Levitar sobre los sueños en búsqueda inquieta del esbozo del mañana.

Despertar sabiendo que aún no he podido soñar dormida.