De tanto hablar
poco digo, porque lo que realmente deseo decir, quedo silenciado en el tiempo.
Son murmullos que
no deseas escuchar, son sentimientos que nada te dicen ya, de que vale la pena
preguntar si tu alma palpita nuevamente, o si te arrancan los deseos, si tan solo no puedes estremecerse a mi lado.
De que me sirve
estar en el ojo de las tormentas, si apenas veo que ellas remueven y renuevan
otras sendas.
De tanto hablar
poco digo, porque lo que quisiera gritar se hizo silencio una tarde de domingo.
Son frases
balbuceadas que jamás volveré a pronunciar, son palabras dejadas que ya no
dicen nada. Como nada dice la mirada cada vez que te sueño.