24 de noviembre de 2008

Por un segundo entre murmullos y gemidos


Brota del manantial las aguas cristalinas del deseo,
calor que se yergue entre el preludio del ardor que arrecia
Haciéndome transpirar, mientras tu sudor
gota a gota caen en mi pecho desnudo
Son tus manos que me elevan en el placer
de una noche de entrega plena
Es el remanso y la calma de haber llegado a éxtasis
del sentirte estremecer en mi, palpitando tu cuerpo
Suave brisa que se cuela refrescándonos la piel,
agitando la transparente cortina por donde se cuela la luna
Es tu ser en el mío que se transmuta en olores, sonidos, sensaciones
Es el recuerdo evidente en la piel y en los sentidos
es el placer que se evidencia en el contornar de nuestros cuerpos
Magia que cubre la rosa haciéndola estallar en el deseo de ser
lo que siempre he sido, estando donde solo sabes deseo estar
Noches cautivas sin razones ni tiempos, como amantes entregados
sin recato alguno, ni normas que no sean más que el grito agitado hecho gemido
Mientras beso tus labios con la suavidad del viento
son mis manos que tantean lo evidentemente deseado, complacido.
Miradas que ascienden a la dimensión de la lujuria.
En giro suave dominas mi espalda mientras tus manos
bordean mis senos al descubierto
Es el placer de sentirte adentro de un mundo
que nos vibra la consciencia adormeciéndola,
para despertar las fieras que nos tornan panteras.
Noches que se desean perpetuar en la memoria de la piel
En el placer del recuerdo, en el éxtasis del presente
En cada encuentro donde nuestros cuerpos se retozan
Entre murmullos y gemidos.