10 de julio de 2008

Un sólo gemido


En ese espacio donde ambos transmutamos en un sólo cuerpo.
Donde los murmullos alcanzan la cúspide de un solo gemido.
El limite no conoce fronteras en la entrega de nuestros anhelos.
Así es el la flama que asciende, encendiendo cada fibra de nuestro ser
abrazo tu cuerpo intrínseco en mis sensaciones
descubriéndote en la profundidad de mi mar
palpitando en cada roce de mis manos,
estremeciendo ante lo dulce de tu tacto.
Nuestros muslos entrecruzados, y nuestras manos acariciándonos
sentir la dermis estremecer una y otra vez, mientras nuestras miradas
no se distancia, y donde como un imán atraen la magia nuestros labios
nuestras lenguas sorben el gusto y baila en un mismo compas
la danza dórica del deseo mismo.