18 de mayo de 2008

Cubre mis labios, mi piel....

Soy esa mujer que se esconde detrás del antifaz,
para llegar a tu piel y desleírse en cada poro de tu dermis.
Recorrerte con mis manos, desabotonándote la camisa
y hurgando tu pecho en mordisqueo intenso,
hasta que tus deseos sean los que desnuden tu torso.
Déjame ser la mujer del antifaz,
que esconde el decoro para ser en cuerpo la impúdica que te desea,
hasta el torrente que emerge de su cuerpo ardiente.
Descenderte lentamente entre manoseos suaves.
Mis labios humedecidos y mi lengua retozona,
zigzaguea para situarse en el fuelle que desea saborear.
Las ganas a flor de piel rescatan tu cintura de todo cuanto te cubra,
liberando tu hombría aprisionada entre ropaje,
salpicada del deseo con sabor a nácar.
Y es cuando aún con el rostro cubierto
tomas mi caballera y me llevas de la mano a beber de ti.
Con la suavidad del viento en alba de primavera,
tomo entre mis manos tu daga que revelo lentamente,
mientras mi lengua filigrana la silueta de su punta redondeada,
tratando de adentrarse en tu cuerpo.
En cada gemir que brota de tus entrañas
mi pincelada se torna mas lenta, más intensa
hasta concebirte estremecer de placer,
complacido con el momento, disfruto de tus tiempos.
Agitas la cadera cual oleaje calmo,
tus manos se prensan en las sabanas,
como quien alivia la rabia.
En curva pronunciada arqueas tu cuerpo
encumbrándote, penetrando mi boca .
En torrente manantial y en gruñido estruendoso te corres
bañándome los labios y mi rostro
con tu mistela blanca que brota en victoriosa y sublime afrenta.
Cada erupción de magma tibia cubre mi esencia sedienta de ti.