1 de mayo de 2008

Una...otra vez



Reaparezco de la oscuridad de la noche aletargada en un nuevo amanecer con el sol en las manos, con la caricia del viento en el cuerpo y en mi piel, con la retozo de los pájaros que aletean en el cielo azul, con el amor en mis venas, con el deseo en la piel

Nuevamente sintiéndome mujer y hembra entre los murmullos que brotan de otros labios, soñadora irreparable que sin perseguir estrellas, vienen a mí cual farolas para alúmbrame los días entre sueños, alegría y las ansias que dan lumbre al fuego de la vida.

Surgiendo con el corazón fulguroso y colmado de expectación por quien con una rosa rozo mi torso de mujer envolviéndome de pasión aquel que en un beso me sembró de estrellas titilantes el universo

Torno con la inocencia de lo que siempre fui, la eterna soñadora que siempre pinto sus días sobre la inmensa paleta del arco iris para tomar de ella los colores más sublimes, dando calor de humanidad a lo que muchos suelen vivir en gris, para así con el azul intenso abrazar las aguas de mi mar intenso, conteniendo los silencios que rasgan con sonidos y que gritan en la mudes de las ausencias


Vuelvo con la mirada diáfana y cristalina y la silueta reflejada en los ojos dónde sin estar, estoy presente en cada pensamiento, en cada palpitar del corazón, sintiéndome amada en cada gesto de ternura que me ofrenda convirtiéndome versos en caricias para tornarse en una historia que recién comienza