7 de febrero de 2008

Cual gotas de rocío.....

Yace en el tiempo el sonido del aleteo de las aves que veía tras cada cambio de estación emigrar a climas calidos.
El susurro mismo de la brizna marina acariciando las olas en su constante movimiento.
Sentir el roce de la arena húmeda en mis piernas, cubrirlas con ella y acariciarme sintiendo su redondez.
Sentada entre dunas, contemplaba a lo lejos el aparear de las aves, en ese mar de sensaciones, mi piel sudorosa estremecía de nostalgias, al pensarte en mi piel.
En ese interludio en el que suspendido te posabas sobre mi, para desleírte en mi piel gimoteando de placer.
Esquelas de un tiempo que finalizaron con el paso de la horas, las ausencia, dejándome soñar que se acortaban los segundos.
Mientras el olor a fina lluvia impregnaba mi piel, desde el otro lado del horizonte mismo, broto tu esencia, dedos que soslayaban caminos reclamando un respiro.
Creo que en ese instante mil pulsaciones se agitaron en una dermis calcinada por el sol devolviéndole el rocío en gotas de sudor, hidratando las ansias, los deseos, invadiendo las ganas de poseer tu cuerpo en ese arenal inmutado en el cual permanecía silente.
Era como soltar lastre y emprender la avanzada a tus mares.
Miradas que se decían mas que las palabras y las ansias, cuerpos que se atraían sin razones ni porqués.
Famélicos de caricias, roces, copulas, gemidos, orgasmos mágicos. Y si la alborada descubrió tu silueta, el ocaso fundió tu piel en la mía desbocando nuestros sentidos.
En ese vaivén del oleaje empapamos nuestras pieles desgranando sonidos en suspiros.