Imagen perteneciente: Cuadro a óleo de Paulo da Costa Ribeiro No quiero ser la prisionera de tus días,
quiero ser la que te acompañe cada día
La que atrape tus deseos
y el cuerpo donde siembres tu pasión,
quiero ser la amante noche y día,
la que siempre tenga la llama encendida
de tus ansias a ras piel.
La que engalana tus sueños,
de tul, blonda, champagne, te cubra de chantillí la piel,
tu cuerpo sea el plato dónde degusto manjares
sin mas que mi boca para saborearlos.
Déjame así lentamente enardecer tus deseos
y envolverte de la furia del ciclón.
Déjame recorrerte a besos, descubriendo tus senderos,
la magia de lo oriental. Sentirnos participes en el juego erótico.
En lo místico del instante y la penumbra de la luz
que envuelve nuestros cuerpos.
Déjame tomar entre mis manos el bastón al viento,
deslizar sus ropajes y besar su corona,
contornando su silueta sorbiendo el destilado
que me ofrendas con placer.
Amante no de instante, pero si de cada día,
amaneciéndote en los brazos
Déjame robarte los besos y conquistar tu cuerpo
sintiéndote en mis entrañas latir,
al mismo tiempo que mis gemidos y los tuyos.
