26 de febrero de 2008


Hora de embrujos, que despiertan demonios en nuestras pieles.
En el retablos de sueños que tornamos reales.
Despertar a flor de piel de sensaciones que enardecen
El fenecer de mi piel en cada roce que desgranas en ella
Mientras mi boca se deleita en los manjares que sirvo sobre tu piel erizada.
Piel, roce, almizcle, apetitos y ganas por ser la ninfa hecha deseos
Los deseos hechos mujer en tu piel.
Hora de embrujos que abren en un preámbulo hecho de humedad desbordada.
Tu pecho arrítmico, palpita cual macho que cubre su hembra
Mis manos circunvalan cada tiesura que se atiborra de placer
hasta hacerte explosionar en la tibieza de una boca humedecida de ti
sedienta del extracto que en embrujos desaguas cual pócima deseada.
Hora de embrujos, que despiertan demonios en nuestras pieles.
Y se cobijan luego de alzar sus vuelos al éxtasis del retorcer
en uno dos deseos en una misma piel.