7 de febrero de 2008

El sumiso ardiente....


Esa mirada de niño hecho hombre, con picardía incesante que me despierta lujuria.
Pues entre juegos de almohadazos , nombramos un ganador un perdedor.
Hábil eres sin duda alguna pues siempre caes, para ser yo quien tu cuerpo cubra.
Esa es la regla que acomodas a tus gustos y mi placer, ese galopear de hembra que deseas sentir.
Esa estocada en las entrañas que en mi serpentear deleito.
Como sabes de la magia de hacerse poseído y poseedor.
El juego del dominado, dominador, dedos que perfilan la piel de tu pecho, que recorren las sendas marcadas hasta el bastión de honor.
Noche dónde la escasa luz sólo alcanza la tersura de una flama que en aroma destila unas velas encendidas.
En el lecho sabanas tumbadas adrede por el suelo, en ella toda una combustión posible de dos cuerpos que de llamas encendidas en brasas se mantienen.
Gimoteos en cada estallidos de cometas, felonas luces que destellan nuestros ojos, entre cada esculpir del cincel en la grava humedecida.
Líneas invisibles carentes de sentido que confluyen en un solo sentido y epicentro.
Tus manos en mi dorso, en mis redondeces erectas, inflamadas de tus roces.