La noche y mil luciérnagas nos enlazan en la magia del acoplamiento
Sobre esa yerba húmeda por el frio y la neblina, tirita mi cuerpo.
Lo cubres entre caricias y abrazos.
Nos apremia el momento
Nos urgen las ganas,
desbocados ambos en la conquista de los cuerpos
Yo de ser traspasada por tu lanza certera,
con mirada desafiante pretendo encender más las llamas,
tomo su punta entre mis dedos
Y demarco lentamente su contorno,
creo que la humedad de la noche
ha salpicado la lanza en el transcurrir del momento.
Lanza en alto, cuerpo templado has dado hoguera a mi corsé de gladiadora
Soy tan gallarda que me inclino a tu lanza, mirándote a los ojos
Y rozándola en mis labios, la punta de mi lengua la acaricia suavemente
Cierras los ojos ante la afrenta, tragas en seco, humedeces los labios
Estremeces, no se si de miedo o de placer en sentir como te deseo.
Y en lucha cuerpo a cuerpo, destilamos aromas que nos llevan a la quintaesencia
Nos ofrendamos la vida en cada afrenta, no de armas sino de piel
Sorbemos del amor que se destila en cada colmena
Nuevamente lo agridulce nos deleita, y el latir de ambos
En lugares dónde el corazón no existe.
Envueltos en la efervescencia de la pasión.
