9 de marzo de 2008

Si alguien me preguntara....tan sólo podría responder...

Si alguien me dijera para describir el Amor, pudiera hablar horas interminables del como le siento , como le veo transpirar en mi piel, desde lo más intimo de mis neuronas, invadiendo mi cuerpo como el virus más hermoso, para cual fiebre dar calor a mi piel. Hasta alcanzar el ápice en total alucinación y sólo la silueta de quienes amo invadirían mis delirios murmurados.
Pero dónde más símiles encuentro en mi percepción, es en la gota de lluvia en solitario, que desprende desde el cielo una nube, y que cae en lo alto de una montaña que nadie mira, pero se alza a la vista de quien busca en la Naturaleza la mano de Dios.
Esa gota que en su recorrido, va derritiendo caminos a su paso, va creciendo sin advertir lo que envuelve en su travesía, y que se lleva en su transitar.
Caudal que se extiende en el paso de los días y en su abrir camino tras las colinas, dejo de ser para cual majestuoso rio cubrir una extensa zona, un caudal de agua que da vida, alimentando la tierra y saciando la sed, apaciguando el calor.
Si su lecho varia, serán diversas las notas en forma de melodía que cante en su frescor. Sonidos que se elevan en un espacio místico y dónde el hombre se siente impotente y su mente transmuta en introspección.
Esa gota logro reunir los elementos de todo un universo y vive por ella misma, para darse esperando tan sólo se le permita crecer.
Ese curso de agua que transciende espacios ajenos pero que sólo le pertenece, llega a cualquier lugar y en su recalada, marca presencia cuando todo parece igual desciende como manto cubriendo una alta montaña para caer cual cascada al encuentro de quien le espera de brazos abiertos, y en su caída ruge con la pasión del deseo mismo, dónde el encuentro se torna una inmensa nube banca, que estalla en gotas de orvallo. En ese imponente salto del Agua, la piel del hombre se eriza, encuentra Paz, y se siente vulnerado, pero que no desea dejar de estar ni existir envuelto de esa mágica belleza.
Esa gota de lluvia crece y al hacerlo y rozar el mundo, los colores cambian, y ante una tormenta dónde la bendición cae en cada uno de nosotros, la magia del sol marca el pacto y alianza en un esplendoroso Arco Iris.