1 de marzo de 2008

Latidos simultáneos....

Una alcoba con esencia a canela y coco, en penumbra
algunas llamas minúsculas rompen la oscuridad total.
Esa melodía que evoca el susurro del río, manantial fresco
que alberga mil aves en amanecer y el trinar que marcan el
compás sonoro de una brisa cálida que recubre nuestra piel.
Velas blancas cual ofrenda a la pureza, aceite de rocío, pétalos de rosas
sobre sabana distendidas, tu cuerpo sobre ellas, mis manos en tu piel.
Miradas siempre al filo de no dejar de centrarse, en un lenguaje que urge
manos impregnadas de aceite en un preámbulo silente.
No hay prisas, ni marcas del tiempo
Tan sólo un instante que se fragua en la gota del sin tiempo, ni espacio.
Sólo tu cuerpo que recorro con mis manos,
explorándote caminos que en la dermis se tornan sensibles al roce,
cierras los ojos y alzas tu cabeza, como si de ganas quisieras morir.
Beso cada centímetro de tu piel sin dejar de mirar tus ojos
que brillan como llamas encendidas,
mientras me miras como gritándome con la mirada
que me detenga, que no resistes más.
Tus manos ondean las mías buscando caricias sutiles.
Mil estrellas sobre tu piel colapsan, en ondeante serigrafía
hecha de dedos que te recorren la piel, en el furor estallido de sensaciones.
Mi cuerpo envuelto en gotas de sudor, mi boca humedecida
Y mi cuerpo en una sola estrella sucumbe a tus manos que se tornan en el pincel
que en óleo me embalsa.
La flor humedecida de tanto placer rendida
Abres suavemente sus pétalos para de su néctar sorber.
Es mi momento de ser tu diosa, mis manos se aferran al lienzo
Donde mi espalda reposa, mil gemidos brotan de mi garganta
No es de dolor que me arqueas la espalda, pues en un mismo tiempo
el estallido en simultáneo nos contrae, sintiéndonos latir
dónde el corazón esta ausente.